«Con el lápiz en la mano». Escritura Terapéutica

Escribir es “sacar del alma” lo que pienso y siento de las cosas y de lo que me está pasando. Sacar del alma es dejar que en el papel fluyan mis pensamientos, con la idea de externalizar lo que llevo dentro de mí. Escribir es bueno. No sé si alguna vez has escrito un diario, quizá en tu infancia o adolescencia. ¿Qué recuerdas?, además del celo por que nadie lo leyera… ¿por qué en un momento de cambios fuertes como la adolescencia a muchas y muchos les da por escribir? La respuesta tiene mucho que ver con los beneficios de la escritura terapéutica que vamos a ver ahora.

Si he dicho que escribir es sacar del alma, también es cierto que sirve para “sacar de la cabeza”. Hay mil ideas que me rondan, que no sé cómo poner en orden, que se convierten casi en obsesivas. Escribir permite darles un estatus de realidad externa, lo que viene a ser que me permite distanciarme de ellas. Desde la logoterapia sabemos que existe una capacidad en el ser humano que se llama “autodistanciamiento”, esa capacidad de abstraerse de la realidad y mirarla desde fuera, ese poder distanciarme de lo que me preocupa para que no se convierta en lo único en mi vida. Escribir es una forma de ejercer este autodistanciamiento. Cuando escribo, dejo en el papel las preocupaciones. No desaparecen mágicamente, pero sé a lo que me enfrento y recobro cierto control.

Porque en el texto me reconozco y me permito verlo desde fuera. Esto permite tomar distancia de las situaciones y, quizá, casi con seguridad, verlas desde otra perspectiva y permitirme pensar sobre ello de forma distinta e imaginar nuevas soluciones. Me gusta pensar que “lo escrito, escrito está”. Ahí queda, fuera de mí, aunque sé que me pertenece. La escritura, entonces, nos ayuda a reinventarnos y me permite recordar y ver mi evolución.,  buscar un centro, reinterpretar la historia y darle un sentido. La creatividad nos ayuda a  enfocar con otros ojos los mismos problemas, y aparecen alternativas.

Escribir, se escribe solo. Aunque varias personas nos reunamos para escribir (como en los Encuentros escribir para crecer de escritura terapéutica que organizamos), cada uno tiene su espacio y su papel y lápiz. Esto me permite reconciliarme con la soledad y, además, asegurarme de tener un tiempo para mí. Es un momento de contacto con uno mismo, un tiempo que me dedico.

Escribir tiene mucho que ver con sanar. Boris Cyrulnik señala que: “La escritura reúne en una sola actividad el máximo posible de mecanismos de defensa: la acción de intelectualizar, el ensueño, la racionalización y la sublimación. Permite al mismo tiempo, afirmarse, identificarse, inscribirse en un linaje glorioso, y sobre todo, hacerse aceptar tal y como uno es, con su herida”. Está demostrado que escribir es una gran ayuda para el afrontamiento del trauma. (La maravilla del dolor, Ediciones Granica,S.A. 2007,  p.183) . Pero no hace falta vivir una situación traumática… bastan los pequeños traumas de cada día.

 

¿cómo?

 

  • Sin cortapisas. Primero, porque no debemos tener prisa. No puedo escribir tranquilo si tengo algo urgente que solucionar o tengo que marcharme… tómate tu tiempo. Te lo mereces. Segundo, porque no voy a censurar ningún tema, ni palabras, ni sentimientos… todo vale. Necesito sacarlo fuera y hacerlo me permitirá avanzar.
  • Con honestidad. Escribes para ti, para nadie más. Escribes para conocerte, comprender tus emociones, creencias y valores. Por eso no sirve lo que escribimos y compartimos en redes sociales… porque está escrito pensando en el lector.
  • A escribir se aprende escribiendo. No necesitamos obras de arte, sino poner arte en nuestra obra. No te preocupes de la calidad de tus escritos. Eso no importa ahora. No vamos a por el Nobel de Literatura, sino a descubrir el poder sanador de escribir.
  • Déjate fluir con la actividad. Fluir supone dejar que sea casi automático y disfrutando de ese momento. No pienses demasiado, sobre todo al principio, sino que escribe por escribir y con alegría de hacerlo.

 

¿dónde?

 

  • Da igual el lugar mientras encuentres un momento concreto en el día y establece una rutina. Te ayudará a que escribir forme parte de tu vida.
  • A mí me gusta tener un sitio fijo, pero eso depende de cada uno. El sitio fijo te permite, sobre todo al principio, centrarte en la tarea. Más adelante, como verás, cualquier sitio es bueno.
  • Escribe en un cuaderno exclusivo para esto. Es la forma de que lo tengas a mano para releer y resaborear lo que has escrito. Es tu cuaderno de «Escribir para Crecer».

 

¿sobre qué?

 

  • No importa ahora tanto el tema como que cojas la costumbre. Escribe sobre lo que te pasa.
  • Más adelante, puedes escribir sobre temas concretos. En nuestros encuentros Escribir para Crecer ofrecemos varios temas… el cuento de mi vida, mis fortalezas, mis puntos de apoyo,…

 

Escribir es bueno para la salud y para avanzar en el crecimiento. Y lo mejor es que está al alcance de tu mano. Encuentra pinchando aquí más información sobre nuestros Grupos de Encuentros «Escribir para Crecer».